Santiago de Chile, 14 (ANSA/Comunicación IG) - El presidente chileno, Sebastián Piñera, promulgó hoy una normativa de construcción más estricta y una nueva forma de trabajar el hormigón armado, tras el terremoto del 27 de febrero del año pasado. Entre las medidas, cambia parte de los estudios de suelo y se ordena que, cuando se trate de un terreno mixto, se tripliquen las áreas representativas.
Según la ingeniera civil ecuatoriana Adriana Troncoso, esta normativa significa que cuando se tengan terrenos con diferentes tipos de suelos, deberá realizarse un mayor número de sondeos y ensayos para conocer el comportamiento del mismo. En otras palabras, debe tenerse bien mapeada la zona para saber con mayor exactitud la interacción suelo-estructura; por otra parte, la distancia entre edificios debe ser considerable para que cuando la junta no sea realizada correctamente los edificios no choquen bruscamente o no causen topes en el edificio vecino por la diferencia de alturas entre las columnas.
En la normativa promulgada ayer por la presidencia de Chile también fijan nuevas distancias entre los edificios y perfeccionan los niveles de deformaciones sísmicas. Las construcciones en altura necesitarán más hormigón y más estructura de hierro. En tanto, el presidente de la Asociación de Municipalidades, Claudio Arraigada, consideró exitosa la entrega de subsidios de construcción realizada por el Gobierno, pero demasiado lenta la ejecución del proceso de reconstrucción post terremoto. En cambio, en materia de obras públicas calificó de positivos los avances en reparación de caminos y de puentes y el aporte al pequeño emprendimiento. No ha ocurrido lo mismo en las áreas de Salud y Educación.
A las 17:05 de esta tarde se ha producido en Chile un sismo de magnitud 6.8, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos en su página http://earthquake.usgs.gov/. De acuerdo con los datos preliminares, el epicentro de este movimiento se ubicó a 45 kilómetros al norte de la ciudad de Concepción, en la región de Bío-Bío, y su profundidad fue de 18,4 kilómetros. Estos datos, sin embargo, pueden ir variando en los siguientes minutos y horas.
Hasta la hora de redacción de esta noticia, la Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) de Chile no ha comunicado de alertas. La Red de Emergencias de Chile ha pedido matener la calma mientras se monitorea la situación.
A las 17:41 el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile ha informado que está descartada la alerta por tsunami.
EFE | Washington, EE.UU.
Un sismo que alcanzó una magnitud de 6,5 grados en la esla de Richter se registró hoy en el Mar de Célebes, al sur de Las Filipinas, pero no generó un aviso de tsunami, informó hoy el Servicio Geológico de Estados Unidos.
El organismo estadounidense, con sede en Colorado, indicó que el terremoto se produjo a las 14:39 GMT y dijo que el centro del movimiento se ubicó a unos 528 kilómetros de profundidad.
El epicentro se ubicó a unos 310 kilómetros al sur este de Jolo, en el archipiélago de Sulu, y 2.130 kilómetros al este nordeste de Yakarta, en Indonesia.
De momento no se tiene noticia de daños personales o materiales que haya podido producir este movimiento telúrico.
Un día como hoy, hace 105 años, un sismo de magnitud 8,8 (según el Servicio Geológico de Estados Unidos, USGS), golpeó a la ciudad de Esmeraldas y a otras ciudades del Litoral y, minutos más tarde, generó un tsunami que arrasó numerosas poblaciones costeras de Ecuador y Colombia. Dicho terremoto ocurrió a las 10h36 del 31 de enero de 1906, de acuerdo con el Centennial Earthquake Catalog (Engdahl y Villaseñor, 2002), y tuvo su epicentro en la zona de subducción de la placa Nazca bajo la placa Sudamericana, en el Océano Pacífico, frente a las costas esmeraldeñas.
Si bien las precarias comunicaciones de la época no permitieron contar con un reporte real sobre la cantidad de víctimas y daños materiales, según el USGS, de 1 000 a 1 500 personas fallecieron por el sismo y sobre todo por el tsunami, que llevó en media hora olas de hasta 5 metros a las playas de las poblaciones fronterizas entre Ecuador y Colombia. Estas olas también arribaron de minutos a horas más tarde a playas más distantes hacia el sur de Ecuador. La cifra de muertos hubiera podido ser muchos más alta, de no ser porque el tsunami se produjo durante la marea baja y porque en esa época la zona afectada estaba escasamente poblada.
Los daños provocados por el terremoto fueron reseñados por los periódicos de la época, según una recopilación hecha por José Egred. El Tiempo, de Quito, informaba el 4 de febrero de 1906, que desde Tumaco, Colombia, cerca de la frontera con Ecuador, había llegado la noticia de que “Hundiéronse Boca Grande y Las Varas. El punto denominado Tierra Firme cambió de sitio.” En Pichangal, Esmeraldas, continuaba el matutino quiteño, cayeron muchas casas. “El cable [telegráfico] de norte y sur se encuentra interrumpido; cuatro vapores salieron para repararlo en el Pacífico”. El diario El Manabita, por su parte, informaba el 9 de febrero de 1906: “Por pasajeros llegados en el vapor Quito sábese que la población de Esmeraldas ha sufrido la destrucción de 30 casas y 15 en Limones por consecuencia de los últimos temblores. En Tumaco dizque fue un verdadero terremoto, donde perecieron como 600 personas. Los temblores continuaron hasta el 6 del presente […] Cabo Manglares, Boca Grande, Trujillo, Boquerones y Huecada [en Colombia] han sido barridos por el mar.” También el periódico El Grito del Pueblo aportó datos: “El temblor del 31 ha sido de horrorosas consecuencias en estas costas [de Ecuador y Colombia]. El agua en ola azotó furiosamente las riveras de los ríos. El movimiento del mar que llevó las aguas sobre los altos árboles destruyó centenares de vidas. Fue precedido por un rumor hondo y profundo y el suelo quedó literalmente cubierto de peces y aves. En el río Telembí han sucumbido 52 familias […] El mar no ha vuelto a normalizarse.” (28 de febrero de 1906).
Agencia Pública de Noticias de Quito
El Comercio - Comunicación IG
La construcción de infraestructura pública y viviendas en sitios de alto riesgo, junto a la fuerte temporada invernal que afecta el Litoral ecuatoriano, causa estragos. En el cantón Quinindé, Esmeraldas, la tierra cedió por las fuertes lluvias y se llevó al fondo de una quebrada parte del centro “Lucerito del Saber”. Allí son atendidos los niños que tienen algún tipo de discapacidad.
El fin de semana pasado, cuando se produjo el deslizamiento de tierra, no había alumnos en el lugar. Los vecinos del sector tuvieron que ingresar a la quebrada para rescatar los objetos que fueron tragados por la tierra.
“Había juguetes, mangueras, cartones, sillas y mesas hundidas en el lodo”, dijo José Samisterra, una de las seis personas que ayudaron a limpiar el lugar. El centro fue cerrado temporalmente, pues el riesgo de nuevos derrumbes persiste.
Parte del techo del local más afectado está colgando de una viga de hierro retorcida y los pisos y paredes tienen rajaduras. El centro está en el sector Luz de América, al sur de Quinindé.
Este es uno de los 22 barrios (hay 47 en total) que fueron declarados como de alto riesgo ante desastres por el Comité de Operaciones Emergentes (COE) del cantón. Se levantaron en laderas y en las orillas de los ríos Blanco y Quinindé. Los afluentes rodean el casco central de la ciudad y durante el invierno se desbordan. Allí viven 700 familias “en situación de extremo riesgo”.
Dolores Villegas, secretaria del COE, explicó que la vulnerabilidad aumenta porque, a diferencia de otras ciudades, Quinindé se levantó sobre tierra arenosa e inestable. “Cualquier lluvia, así sea pequeña, produce daños importantes”.
A esto hay que agregar que la intensidad de las lluvias -aunque no la cantidad- ha aumentado en los últimos años, como producto del Cambio Climático provocado por la actividad humana industrial y doméstica, según se desprende de estudios desarrollados por el Instituto Ecuatoriano de Metereología e Hidrología.
Los pobladores se han acostumbrado a vivir anegados. Caminan descalzos sobre las calles inundadas, nadan en los sitios donde se acumula el agua y dicen que no les estorba llevar la ropa mojada. “Qué más podemos hacer. No tenemos a dónde ir y mientras no nos pase nada grave debemos aguantar”, señala Yajaira Maldonado, pobladora del barrio El Carbonerito.
El COE evaluó el problema y definió un plan de acción para el invierno. Entre las principales necesidades identificadas está la construcción de 20 muros de gaviones, uno de hormigón armado y tres ductos. El costo aproximado de las obras sería de USD 5,5 millones y se levantarían en barrios como 16 de Enero, 2 de Marzo y Lomas 2.
En este último sector un joven falleció la madrugada del domingo. A las 01:30 se desprendió parte de una ladera y tumbó la pared de la habitación donde dormía, ya que su casa estaba construida sobre una quebrada. Los cinco familiares con los que vivía dejaron la vivienda y se trasladaron a la de un vecino por seguridad.
Se llevaron las pocas pertenencias personales que tenían. Solo quedó la cama destrozada donde falleció el joven y una vieja mesa de madera con sus cuadernos y libros del colegio.
En el sector, otras 17 familias deben ser reubicadas. El COE solicitó al Ministerio de la Vivienda que designara los recursos para la construcción los hogares. Para ayer tarde estaba previsto que un equipo de la Secretaría Nacional de Riesgos llegara para evaluar la situación.
También es necesaria la rehabilitación de 83 caminos vecinales que están en malas condiciones. Estos solo pueden ser transitados en lomo de caballo o con vehículos de doble transmisión.
Los baches que hay en las calles de tierra, piedra y lastre son cráteres. 435 comunidades utilizan estos caminos y los habitantes están afectados.
En Quinindé, entre el 2008 y el 2010, hubo 638 familias afectadas directa e indirectamente por el invierno. En este año ya se han registrado ocho. Cuatro de ellas han perdido sus viviendas.
El Municipio habilitó dos albergues para ayudarlos, pero los evacuados se niegan a dejar el barrio donde han vivido durante 30 años.
Gracias a la cooperación entre la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos y el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, más de 500 mil personas en todas las provincias de Ecuador podrán informarse sobre qué hacer en caso de terremoto. Los consejos serán publicados en la hoja volante "Luz del Domingo", editada por la Imprenta Don Bosco, que se entrega a las personas que acuden a los templos católicos los domingos, el 6 y 20 de febrero próximos.
Este sistema provee soluciones tecnológicas avanzadas e integrales mediante el diseño, instalación, integración, operación y mantenimiento de telecomunicaciones. A esto se sumó el esfuerzo para lograr la integración de los servicios de la red de voz e informática de todas las Unidades Provinciales de Gestión de Riesgos de la SNGR, mediante servicios y equipamientos que permitan plasmar una red convergente que transporte datos, voz y videos para su operación normal y para casos de emergencias. Esta red integra servicios tecnológicos, como correo electrónico, acceso a sistemas de información y comunicación convencional, resguardando la integridad y seguridad de la información.
Con esta actualización, el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos se ubica a la vanguardia de la tecnología.
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