06 de septiembre de 2011
YAKARTA/WASHINGTON.- Un sismo de magnitud 6,7 en la escala de Richter sacudió el martes la isla de Sumatra, causando la muerte de al menos dos personas, informaron fuentes oficiales en Indonesia.
El Servicio Geológico de Estados Unidos había informado previamente que el terremoto tuvo una magnitud de 6,6.
El movimiento telúrico registrado a las 12:55 horas local del martes (17:55 GMT del lunes) se ubicó a 59 kilómetros al noreste del distrito de Singkil Baru, en la provincia de Aceh, a una profundidad de 78 kilómetros, según la Agencia de Meteorología, Geofísica y Climatología de Indonesia.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico consideró que el movimiento telúrico ocurrió demasiado al interior como para generar un maremoto en el Océano Índico.
Dos personas, una de ellas un niño de 11 años, fallecieron por la caída de escombros, mientras que varias casas y otros edificios sufrieron daños, de acuerdo a lo reportado por la Agencia Nacional de Manejo de Desastres.
"Estamos evaluando la situación, pero la comunicación es difícil por el corte de energía", afirmó un portavoz de la agencia.
06 de septiembre de 2011
Por Reynaldo Sanchez
Los terremotos de la Costa del Este dejaron más que solo residentes deshabituados a la sensación de sacudidas de tierra y el balanceo, en un aturdimiento. Aquello, también sorprendió a algunos científicos que pasan sus carreras tratando de desenmarañar los misterios de esos cambios repentinos en la tierra.
A pesar de décadas de investigación, la predicción de los terremotos permanece en el limbo. A los científicos les gustaría avisarnos cuando se producirá un movimiento, pero los sismólogos permanecen por lo general, pesimistas sobre la idea de que alguna vez seamos capaces de tener esa capacidad. Dice el site abcnews.go.com.
Parece que los estudiosos del movimiento de las placas tectónicas, dudan que algún día la humanidad pueda contar con este tipo de preavisos. El problema radica en que los métodos actuales que utilizan, no cuentan con herramientas que alcancen a detectar con un porcentaje alto de exactitud el momento y el perímetro donde se hará presente este fenómeno.
En años recientes, sin embargo, un campo más esperanzador ha surgido, liderado por investigadores que usan satélites quiénes dicen puede ser posible predecir un día terremotos desde el espacio y otros que piensan que ellos pueden medir señales en las rocas. Las dos escuelas de pensamiento cambiaron notas durante una reunión de dos días en Los Ángeles, semanas antes de que un terremoto de magnitud relativamente suave 5.8 agitara el Litoral del Este.
"Yo estaba bastante escéptico al inicio, y permanezco escéptico," dijo el sismólogo del estado de Washington John Vidale, que estaba entre los 44 científicos del mundo que asistieron a la reunión únicamente por invitación. "He estado persiguiendo esto durante mucho tiempo," dijo Vidale. "Si usted piensa que puede descubrir el inicio de un terremoto, aquello va a ser muy, muy difícil".
Nicaragua, lugar donde nací, es conocida por sus lagos y volcanes, y además es también conocida por el alto numero de movimientos sísmicos. Aunque como en mi caso, en muchas ocasiones aquellos pequeños o grandes movimientos telúricos me sorprendieron en distintos sitios, uno nunca termina de acostumbrarse.
Y pensar el los sentimientos que produjeron estos fenómenos, en personas que jamás han sufrido este tipo de angustias, es algo penoso. Nada hay sobre este planeta más trágico, desesperante y aterrorizante como un terremoto. Lamentablemente para millones de personas que viven en estas zonas, aun no podremos contar con tales predicciones.
Fuente: http://www.impre.com/la-gente-dice/viewArticle.action?articleId=281474978871390
04 de septiembre de 2011
Las pequeñas comunidades de la línea sur de Río Negro y norte de Chubut pelean día a día con un adversario que llegó hace tres meses, pero que nadie sabe cuánto tiempo se quedará, a partir de la actividad que persiste en el volcán chileno Puyehue.
La lluvia de cenizas que inauguró este período gris para la región comenzó a caer en la tarde del 4 de junio pasado y si bien el espeso manto gris de los primeros días se modificó, su presencia es permanente en las calles y campos de los pequeños pueblos patagónicos, donde miles de animales han muerto.
Cuando la ceniza apareció la región central de la Patagonia sufría, desde aproximadamente 5 años atrás, una prolongada sequía que afectaba principalmente a la producción de lanares ovinos y caprinos, base de sustento de la población asentada en los campos de la región.
El fenómeno climático se agravó de modo superlativo desde hace tres meses cuando el volcán Puyehue inició una erupción que si bien se ha moderado, aún persiste. De acuerdo a los datos aportados por los servicios de geología de Chile, ese procesó generó más de cien millones de toneladas de cenizas, arena y piedra pómez en la atmósfera, que afectó a varias provincias del país.
Por la intensidad y principalmente la dirección de los vientos predominantes en la Patagonia, gran parte de ese material quedó depositado en territorio argentino, afectando alrededor de 7,5 millones de hectáreas en Neuquén, Río Negro y Chubut.
Si bien las ciudades más afectadas por el fenómeno fueron Villa La Angostura, Bariloche y San Martín de los Andes, por su cercanía al volcán, existe una gran cantidad de pequeñas localidades ubicadas en la meseta, sobre la línea sur de Río Negro y el centro norte de Chubut que sufren de modo constante los embates de la ceniza. La zona es desde hace décadas el refugio de miles de productores que a través de las ovejas y las chivas han encontrado su modo de sustento en este rincón del país, pero que hace algunos años vieron afectados sus intereses por dos flagelos. Por un lado, la sequía y por el otro la expansión de algunos depredadores naturales como el puma, que ha ganado terreno sobre campos vacíos o subocupados en ambas provincias.
Sin embargo, el 4 de junio la ceniza aportó el golpe de gracia para cientos de familias de minifundistas que ven cómo sus animales se mueren.
Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/69218-La-Patagonia-no-se--recupera-del-Puyehue.note.aspx
2 de septimbre de 2011
WASHINGTON (AP) — El riesgo de que un terremoto provoque un accidente grave en una planta nuclear estadounidense es mayor de lo que se pensaba, incluso 24 veces mayor en un caso, según un análisis de la AP de información preliminar del gobierno.
El organismo que regula la energía nuclear en el país cree que una cuarta parte de los reactores estadounidenses podría necesitar modificaciones para hacerlos más seguros.
La amenaza se hizo patente la semana pasada, cuando el mayor sismo que ha padecido Virginia en 117 años aparentemente fue superior a lo que se proyectó que podría resistir la planta nuclear North Anna al noroeste de Richmond.
Los dos reactores de North Anna figuran entre los 27 del centro y este de Estados Unidos revisados por la Comisión Reguladora Nuclear y que consideró necesitan medidas de seguridad adicionales.
La CRN difundió el jueves un borrador de dichas normas de seguridad adicionales para que el público hiciera comentarios al respecto.
El examen realizado mucho antes del sismo sufrido en la costa este y el desastre nuclear de Japón en marzo es la primera actualización completa del riesgo sísmico en muchos años que encaran los 104 reactores del país, pese a las investigaciones que insinúan mayores peligros.
La CRN y la industria del ramo sostienen que los reactores son seguros, por ahora. El riesgo promedio de los reactores estadounidenses a que su núcleo resulte dañado sigue siendo bajo, con un accidente cada 500 años, según el análisis de AP de las estadísticas de la CRN.
Empero, correos electrónicos obtenidos en más de 11.000 páginas de documentos solicitados por The Associated Press demostraron que los especialistas de la CRN mostraron en privado su preocupación este año de que la planta necesitaba mayores medidas de protección para compensar el aumento en los riesgos considerados.
La industria nuclear indicó que el sismo de la semana pasada demostró que los reactores son robustos. Cuando el temblor privó de electricidad la planta de North Anna, en Mineral, Virginia, el reactor se apagó y enfrió sin problema alguno, y los cuatro generadores alimentados por diesel entraron en servicio automáticamente. El movimiento telúrico movió además unos 24 cátodos de uranio empobrecido, aunque la empresa eléctrica Dominion Virginia Power dijo el jueves que todos ellos quedaron intactos.
Empero, según el análisis de AP y los datos de la CRN, la planta tiene un 38% más de probabilidades de ver dañado su reactor por un gran sismo que lo indicado por un análisis efectuado hace 20 años.
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