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Un volcán es cualquier punto de la superficie de la Tierra por donde se produce una erupción de rocas total o parcialmente fundidas (en estado líquido). Antes de llegar a superficie, dichas rocas fundidas son llamadas “magmas”. Una vez en superficie, las rocas fundidas se acumulan y se solidifican. Con el tiempo y a causa de repetidas erupciones, dichas acumulaciones rocosas pueden volverse muy grandes y formar diversos tipos de montañas, también son conocidas como “volcanes” o “edificios volcánicos”. Por ejemplo, el Cotopaxi, el Cayambe y los Ilinizas.

Magma es cualquier roca que se encuentre en estado líquido o parcialmente líquido en el interior de un planeta. En nuestro planeta, la Tierra, los magmas más comunes se forman a profundidades mayores a los 60 km, tienen temperaturas de entre 500 y 1200 °C yson mezclas complejas de compuestos químicos como silicatos y óxidos. Una vez que llegan a superficie y se solidifican, los magmas forman rocas llamadas “volcánicas” quepueden contener diversos tipos de minerales. Los magmas pueden también enfriarse ysolidificarse lentamente en el interior de la Tierra, cerca de la superficie, donde formanrocas llamadas “plutónicas”.

Una erupción volcánica ocurre cuando un magma llega a la superficie de la Tierra,proveniente de su interior. Al llegar a superficie, los magmas pueden tener comportamientosmuy variados. Por ejemplo, pueden formar coladas de lava, que fluyen lentamente, o puedendar lugar a explosiones violentas, que forman grandes nubes de ceniza. En todos los casos,los magmas que llegan a la superficie pierden rápidamente su calor y se solidifican paraformar rocas.

El volcanismo es uno de los medios que utiliza el planeta Tierra para evacuar la gran cantidad de energía que tiene acumulada en su interior. La evacuación de energía ocurre por la transferencia de calor y de materia que tiene lugar cuando un magma sale desde el interior de la Tierra y llega a la superficie, donde se enfría y se solidifica. La repetida salida de magma a través de un punto de la superficie de la Tierra forma un volcán.

El ascenso de los magmas hasta la superficie de la Tierra es un proceso muy complejo, a pesar de estar controlado esencialmente por una sola fuerza: la gravedad. En principio, los magmas se dirigen a la superficie ya que son menos densos que el ambiente rocoso que los rodea. Es decir, los magmas se comportan de forma similar a la madera que tiende a salir a la superficie y flotar cuando es sumergida en agua.

Los volcanes se forman únicamente en las zonas donde en el interior de la Tierra haya condiciones favorables para la formación de magmas en cantidades suficientes para que puedan alcanzar la superficie. Dichas zonas son de tres tipos principales:

  1. Zonas de subducción. Para saber más de este término, puedes consultar:
    • http://es.wikipedia.org/wiki/Subducci%C3%B3n
    • http://www.youtube.com/watch?v=41VYn-RPqaw
  2. Zonas de expansión (dorsales) oceánicas. Para saber más de este término, puedes consultar:
    • http://es.wikipedia.org/wiki/Dorsales_oce%C3%A1nicas
    • http://www.youtube.com/watch?v=2LSaLggiPaQ&feature=channel
  3. Puntos calientes. Para saber más de este término, puedes consultar:

Uno de los objetivos principales del trabajo de los volcanólogos es tratar de dar una respuesta exacta a esta pregunta, pero esto no es algo simple. De forma muy general, se puede decir que los volcanes erupcionan cuando las fuerzas que empujan el magma hacia la superficie son superiores a las fuerzas que se oponen a su ascenso. Sin embargo, la determinación precisa de tales fuerzas y de su magnitud es algo muy complicado, y por eso el monitoreo de los volcanes se realiza más bien por la observación de los efectos relacionados con la oposición de tales fuerzas.

Dichos efectos son:

  1. ocurrencia de sismos (por movimiento del magma o por apertura de fracturas);
  2. deformación topográfica de los edificios volcánicos;
  3. cambios químicos en los sistemas hidrotermales de los volcanes. La vigilancia de estos parámetros permite a los volcanólogos inferir la proximidad de una erupción.

Desviar un flujo de lava o un lahar por medios artificiales es una opción que ha sido poco probada y que probablemente sea demasiado costosa si se desea proteger un área poblada. Una barrera puede detener temporalmente pequeños flujos de lava o lahares, pero en caso de ocurrir una erupción larga con varios flujos, la barrera resultaría inútil rápidamente. Además, se debe tener en cuenta que lo que se logre desviar tiene que ir a parar en otro sitio donde tal vez pueda causar peores efectos que los que originalmente se quería evitar. En países como Japón e Indonesia se utiliza sistemas de represas llamados “sabos”, que sirven para disminuir la energía de los lahares, pero solo sirven en caso de que los lahares sean de tamaño relativamente pequeño.

Las erupciones volcánicas muy voluminosas pueden provocar importantes cambios climáticos globales. Esto ocurre debido a que las grandes erupciones volcánicas pueden inyectar enormes cantidades de gases y partículas finas en zonas altas de la atmósfera, cambiando el régimen climático. Por ejemplo, por el bloqueo parcial de la cantidad de luz solar que llega a la superficie de la Tierra, lo cual puede provocar descensos en la temperatura ambiental global, como ya se ha observado en varias ocasiones durante la historia. Así, en 1815 tuvo lugar la erupción más poderosa de la historia humana, en el volcán Tambora en Indonesia, luego de la cual las temperaturas globales promedio bajaron en cerca de 3 °C. En el hemisferio norte (Europa y Estados Unidos), el año de 1816 fue conocido como “el año sin verano”. La última vez que ocurrió un fenómeno de este tipo fue en 1991, luego de la erupción del volcán Pinatubo (Filipinas), que fue la erupción más grande del siglo XX y que provocó un descenso global de 0.5 °C en la temperatura ambiental promedio.

Cambios climáticos locales también pueden ocurrir luego de erupciones menos voluminosas, debido sobre todo a la destrucción de grandes extensiones de bosques aledañas a los volcanes, lo que puede dar lugar a cambios locales en los regímenes de lluvias.

Las erupciones pueden cobrar muchas víctimas, tanto a corto como a largo plazo. La erupción del volcán Nevado del Ruiz (Colombia) de 1985 formó un lahar gigante que enterró en pocos minutos el pueblo de Armero, matando a cerca de 25 mil personas. La erupción del volcán Tambora de 1815 indujo cambios climáticos a nivel global que provocaron la muerte indirecta de al menos 100 mil personas alrededor del mundo, por falta de alimentos a causa de la pérdida de las cosechas en los años siguientes.

La diferencia entre los volcanes potencialmente activos y los volcanes activos es la confirmación escrita de al menos una erupción durante el periodo histórico. El periodo histórico, definido por la aparición de una tradición escrita, empezó en Ecuador con la llegada de los conquistadores españoles en 1532 AD (anno domini). Los volcanes activos en el arco ecuatoriano tienen una frecuencia alta de erupciones y por eso tienen una mayor probabilidad de reactivarse en un futuro cercano. En consecuencia, estos son monitorizados muy de cerca. El Cayambe y el Guagua Pichincha son ejemplos de volcanes activos.

Para más detalles consultar el link:

http://ceniza-ecuador.over-blog.com/2017/02/a28-clasificacion-de-los-volcanes-del-ecuador-parte-1-en-base-a-su-historia-eruptiva.html

Hasta el presente se han contabilizado 27 volcanes potencialmente activos en el Ecuador, incluidos los volcanes de las islas Galápagos. De ellos, siete volcanes continentales (Cayambe, Reventador, Guagua Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Sangay y Potrerillos- Chacana) y siete volcanes de Galápagos (Marchena, Cerro Azul, Fernandina, Santo Tomás/Volcán Chico, Alcedo, Darwin y Wolf) han tenido erupciones en tiempos históricos, es decir, desde el año 1532. A medida que los estudios de volcanología avancen en el Ecuador, es posible que vaya creciendo el número de volcanes calificados como “potencialmente activos”.

Algunos datos referentes a los volcanes continentales del Ecuador:

El volcán más alto

Chimborazo, cuya cumbre está a 6 268 m sobre el nivel del mar.

El volcán más grande

Cayambe, cuyo edificio tiene un volumen aproximado de 195 km3.

El volcán de mayor relieve

Sangay, cuyo edificio tiene un relieve aproximado de 2500 m desde su base hasta su cumbre.

El volcán más amplio

Cayambe, que cuyo edificio cubre un área aproximada de 350 km2.

 

 

Algunos datos referentes a los volcanes continentales del Ecuador:

El volcán más alto

Chimborazo, cuya cumbre está a 6 268 m sobre el nivel del mar.

El volcán más grande

Cayambe, cuyo edificio tiene un volumen aproximado de 195 km3.

El volcán de mayor relieve

Sangay, cuyo edificio tiene un relieve aproximado de 2500 m desde su base hasta su cumbre.

El volcán más amplio

Cayambe, que cuyo edificio cubre un área aproximada de 350 km2.

La actividad volcánica tiene por efecto realimentar la superficie de la Tierra con nueva materia mineral proveniente de zonas profundas de la Tierra. Por eso, las zonas volcánicas muy comúnmente se caracterizan por tener suelos ricos y fértiles, constantemente alimentados por nuevos aportes minerales, como en el caso del Ecuador. Además, en ciertos casos los volcanes y sus sistemas magmáticos pueden ser utilizados como fuentes de energía geotérmica, para producir electricidad. También, muchos de los más grandes yacimientos de minerales metálicos del mundo están relacionados con antiguas zonas de actividad volcánica. Finalmente, a veces los volcanes pueden actuar como grandes captaciones naturales de agua, o también como reservorios de agua cuando poseen glaciares en sus edificios.

Los estudios geológicos permiten determinar cuáles son los volcanes que pueden tener erupciones en el futuro, a largo plazo. Los métodos científicos de vigilancia y monitoreo de volcanes pueden permitirnos anticipar la ocurrencia de una erupción en el corto o mediano plazo (días a semanas), al determinar el movimiento de magma hacia la superficie. Sin embargo, en la gran mayoría de casos, estos métodos no pueden decirnos exactamente la hora a la que va a ocurrir o el tamaño que va a tener una erupción. Por todo ello, es necesario hacer planes de contingencia para la ciudadanía que permitan hacer frente a las incertidumbres que tienen los métodos de monitoreo científico.

Esta palabra tiene su origen en una isla del mar Mediterráneo llamada “Vulcano”, cerca de Sicilia. La gente que vivía allí hace muchos siglos creía que dicha isla era la chimenea de la herrería de Vulcano, quien era el dios de la fragua para los romanos de la época. Según estas creencias, los fragmentos de lava incandescente y los gases que salían del cráter de la isla eran producidos cuando el dios Vulcano forjaba armas para Marte (dios de la guerra) y rayos para Júpiter (rey de los dioses).

Típicamente, las erupciones más grandes de la Tierra tienen como consecuencia la formación de una caldera, que es una gran depresión topográfica de forma aproximadamente circular y varios kilómetros de diámetro, similar a un gran cráter. En el Ecuador, una de las erupciones más grandes que se conozca ocurrió hace cerca de 200 mil años, y formó la caldera de Chalupas, de 14 km de diámetro, que se encuentra al sureste del Cotopaxi. Los estudios geológicos muestran que al menos 100 km3 de magma fueron emitidos durante este evento que, en su fase principal, debió tener una duración de unos pocos días. Como comparación, la erupción del Reventador del 3 de noviembre de 2002 emitió apenas 0,3 km3 de magma, en el lapso de unas pocas horas. Hay otros eventos similares a los de la caldera de Chalupas en Ecuador, pero aún no han sido estudiados en detalle.

Los Andes del sur del Ecuador, a partir de la latitud de Riobamba, se caracterizan por no presentar volcanes activos. La presencia de zonas de subducción ha dado lugar a la ocurrencia de volcanismo continental permanente en el territorio ecuatoriano desde hace al menos 25 millones de años. Así, los estudios geológicos han mostrado que en el pasado sí debieron existir volcanes en la zona de Cuenca, por ejemplo, pero que toda actividad volcánica en dichas latitudes cesó hace al menos 1 millón de años. Esto se debe, en principio, a que las condiciones del interior de la Tierra que favorecían la formación de magmas cambiaron en esa época y no volvieron a aparecer. Más precisamente, los cambios ocurridos estuvieron relacionados a las características geométricas de la zona de subducción del sur del Ecuador, las cuales ahora impiden la formación de magmas y, por lo tanto, de volcanes.

Es un sacudón, movimiento o vibración del suelo, generalmente producido por la liberación súbita de energía a causa del desplazamiento de masas rocosas en una falla tectónica.

Los sismos se originan en diversas fuentes como fallas tectónicas o geológicas, volcanes, por choque de meteoritos, por actividad antrópica (explotación minera, pruebas nucleares), entre otras.

Todos estos términos son sinónimos. Sin embargo, en el lenguaje común se habla de terremoto cuando el sismo ha causado víctimas o daños severos en las edificaciones y de temblor cuando el sismo no ha provocado daños.

Nuestro país se localiza en la zona de colisión de la placa oceánica Nazca con la placa continental Sudamericana. Esta interacción hace que se acumulen esfuerzos tanto en la zona de contacto como en la parte interna de las placas continental y oceánica. Cuando se liberan los esfuerzos en la zona de subducción o en las fallas tectónicas, se producen los sismos.

Cuando ocurre un sismo, las ondas sísmicas provocan el movimiento del suelo y para detectar dicho movimiento se utilizan instrumentos especiales: los sismómetros y los acelerómetros. El principio de funcionamiento de dichos instrumentos es la inercia de los cuerpos, es decir, la resistencia que tiene un cuerpo al movimiento o a variar su velocidad. De manera general, un sismógrafo sencillo es  una masa suspendida en un resorte que a su vez están suspendidos sobre una base que se mueve con los movimientos de la superficie de la Tierra. El movimiento relativo entre la masa y la base puede ser graficado generando un sismograma.

Para determinar el tamaño y fuerza de un sismo se utilizan dos parámetros: magnitud e intensidad.

La magnitud es un parámetro que ayuda a determinar la cantidad de energía liberada durante un sismo. Ésta es un valor único que se obtiene a partir de las características que muestra el sismo en los sismogramas.

La intensidad es una medida que evalúa el daño ocasionado por un sismo en un lugar específico.

El punto de origen de un sismo se conoce como hipocentro, fuente o foco, y siempre se encuentra a cierta profundidad con respecto a la superficie de la Tierra; en cambio, el epicentro es el punto en la superficie sobre el que se proyecta el hipocentro.

Los sismómetros son instrumentos altamente sensibles al movimiento del suelo. Esta sensibilidad les permite detectar con suma precisión el instante mismo del inicio de un sismo, así como su terminación. El ser humano no tiene una percepción tan desarrollada  y sólo es capaz de percibir la parte más intensa del movimiento provocado por un sismo. Es decir, la persona reportará un tiempo de movimiento bastante menor al que reportará el sismómetro.

Inmediatamente después de que se genera un terremoto o sismo de magnitud moderada a grande se detecta una serie de temblores o sismos de menor magnitud localizados en las zonas cercanas al foco o hipocentro del terremoto. Estos temblores inicialmente ocurren en mayor número y conforme pasa el tiempo disminuye la frecuencia de ocurrencia y la magnitud de los mismos. Al terremoto suele denominársele como sismo principal; a los sismos que ocurren en áreas cercanas y un corto tiempo (horas a días) antes del sismo principal suele denominárseles premonitores. Estos eventos son claramente identificados luego de que ocurre el sismo principal. Los sismos premonitores también son de menor magnitud con respecto al sismo principal.

De la combinación de los siguientes parámetros depende el grado de destrucción que puede producir un sismo:

  • Magnitud.
  • Distancia al hipocentro
  • Efectos de sitio, especialmente relacionados con las características del suelo y su capacidad para amplificar las ondas del sismo.
  • Vulnerabilidad de una construcción o su incapacidad para resistir un sismo.
  • Grado de preparación que tenga la población y las instituciones para actuar adecuadamente antes, durante y después de un sismo.

En el Catalogo Sísmico Mundial se encuentra que el sismo de mayor magnitud fue de 9.5 y se localizo en Chile, el 22 de mayo de 1960.

Con cálculo instrumental el sismo de mayor magnitud en el Ecuador fue de 8.8, se localizó en la costa norte de Esmeraldas y ocurrió el 31 de enero de 1906.

Es imposible predecir un terremoto y la ciencia moderna todavía no es capaz de hacerlo. La predicción de un terremoto implicaría definir la fecha exacta, su localización y qué tan fuerte será.

A pesar de que se han nombrado varios casos de animales que han actuado de manera anómala frente a determinados terremotos, no se ha comprado científicamente hasta la actualidad si es verdad que ciertos animales puedan predecir la ocurrencia de terremotos y/o tsunamis.

Los sismos son eventos generados por la actividad interna del planeta, y por la liberación de energía debida a la interacción de grandes bloques de roca.

El término tsunami proviene del japonés tsu: puerto o bahía y nami: ola., que literalmente significa gran ola en el puerto. Se trata de una ola o un grupo de olas de gran energía que se producen cuando algún fenómeno extraordinario desplaza verticalmente una gran masa de agua. Maremoto es otra denominación para este fenómeno.

Los tsunamis son ondas que se propagan a lo largo de los océanos y/o mares a gran velocidad, con períodos y longitudes de onda extremadamente largos.

Las ondas marinas no son percibidas a bordo de embarcaciones que se encuentran mar adentro en aguas profundas, pero mientras más se acercan a las costas aumentan de tamaño hasta alcanzar alturas que pueden superar los treinta metros (casos excepcionales) causando severos daños en las zonas costeras.

El mecanismo más común para generar un tsunami es por terremotos con epicentros en el piso oceánico. Otras posibles causas de los tsunamis son erupciones volcánicas submarinas, explosiones nucleares bajo el mar, deslizamientos y movimientos de masa submarinos e impactos de meteoritos en el mar.

Así como no se puede predecir cuándo ocurrirá y de que tamaño será un terremoto, tampoco se puede saber cuándo se generará un tsunami. Sin embargo, una vez que se genera un sismo en el océano con determinadas características favorables para generarlo, sí puede pronosticarse qué áreas serán afectadas. El tiempo de arribo de un tsunami a determinadas costas se pueden prever tomando en cuenta factores como el epicentro y la magnitud del terremoto, y como se conoce la velocidad a la que viajan las ondas, es posible anunciar la intensidad y la hora aproximadas con las que puede llegar a la costa. El tiempo que demora en llegar la ola marina a la costa depende de la distancia entre el epicentro y la costa, pudiendo ser desde unos pocos minutos, hasta horas en caso de sismos lejanos.

A veces es fácil anticipar si luego de un sismo en la costa se va a producir un tsunami, pues suele ocurrir que el mar se retira como si bajara rápidamente la marea, y lo hace hasta distancias superiores a las de las mareas, a tal punto que en ocasiones han quedado peces en las orillas.

Los temblores de baja magnitud y los que producen desplazamientos de tipo horizontal en el piso oceánico no generan tsunamis.